viernes, 2 de enero de 2009

El agonizante año viejo.

A decir verdad, jamás he comprendido el alboroto por festejar Navidad y la llegada del año nuevo. Quizás se debe a la excusa que simboliza, ésa que incita a efectuar actividades que en un día común y corriente jamás se llevarían a cabo. Lo anterior es lo que me incomoda, siempre necesitamos una fuerza mayor para poder actuar. ¿Qué tiene de especial el fin de año? ¿Supersticiones milenarias? ¿Las vacaciones? ¿La mencionada excusa? Quienes adoran esta temporada porque es la única oportunidad en todo el año para pasarla con su familia me parece una excelente y respetable respuesta. Sin embargo, no siempre es ése el caso. El reventón y los regalos se han vuelto la razón principal de tales festejos, y su significado inicial se ido perdiendo a través de los años.

Navidad, sobre toda otra festividad, perdió significado para mí desde mi adolescencia, —a pesar de que mi familia es católica— ahora lo percibo como un día hipócrita e ideal para la mercadotecnia —como San Valentín—. Ya no se trata del nacimiento de Jesús sino de un patronazo gordo y pedante que explota a sus empleados, y a sus renos, para traer regalos a los niños. Jamás creí en Santa, y creo que, en efecto, Jesús quizás existió, pero no fue más que un soberbio profeta y filósofo cuyas enseñanzas han sido manipuladas al gusto del clero. Entonces, como no festejo el nacimiento de Nostradamus y Mahoma, o Aristóteles y Descartes, entre otros, me es fútil celebrarle a Jesús.

A la gente se le olvida que tenemos libre albedrío. ¡Qué bello regalo! Poder tomar decisiones y poder forjar el futuro. Si quieren un cambio, un respiro, tiempo de calidad háganlo aquí y ahora, no importa en qué día, pero, si su agenda es apretadísima, les propongo, de ahora en adelante, festejar la víspera de febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre y diciembre, pues cada mes es único e irrepetible como el año al que pertenecen. También celebremos cada cambio de estación y el nacimiento de su santo, profeta, autor, comediante, director, actor, cantante, instrumentista y compositor favorito, ¿por qué no? Utilicemos cada una de esas fechas para tomar un respiro y juntar remembranzas. Piénsenlo, así tenemos más excusas para pretender ser atentos y atiborrados de buenos deseos, sin olvidar, claro está, que un billetote extra irá a las carteras de todas esas corporaciones que se encargarán de desvirtuar toda festividad y apretarnos más la soga al cuello.

Feliz Año Nuevo Gregoriano para todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario