viernes, 31 de julio de 2009
No estoy seguro quiénes eran pero sé que eran tres personas las que me acompañaban. Creo que eran Ferno, Omar y Gabriel. Caminabamos en uno ignoto ghetto, uno bastante peculiar por cierto. Empiezo a creer que muchos de mis sueños están compuestos de escenarios de videojuegos (lo cual demuestra cuánto me han jodido el cerebro) porque el camino que transitabamos tenía canales de drenaje por donde pasaban unas aguas verdosas y el cielo era rosa mexicano (todo esto me recuerda a Wolfstein 3D por alguna razón). De pronto nos dirigimos a un enorme muro que tenía una puerta roja entornada. Entramos, el lugar no estaba techado. Toda clase de delincuentes nos miraban de soslayo pero los ignorabamos mientras seguíamos caminando a través del pavimento, réplica exacta del anterior a la puerta roja. De pronto percibí que la luz se opacaba como quien le baja un switch de intensidad a una lámpara estacionaria. En ese momento fue cuando Gabriel y Ferno volvieron sobre sus pasos, corriendo a todo vapor. Me desconcerté un poco pero los seguí y Omar hizo lo mismo manteniéndose detrás de mí. Toda la gente empezó a correr, todos estaban atemorizados. Queríamos huir de algo terrible, pero nunca voltié a ver de qué se trataba, simplemente corríamos y sentía cómo Omar me empujaba para que apretara el paso. Entré en unas fábricas, la gente se caía, saltaba fuera del lugar a través de las ventanas. No podía más que correr, ese algo pisándome los talones. Había perdido pista de Gabriel y Ferno, y ya no sentía la presencia de Omar. Todo era un caos. Entonces desperté...
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)