Hace unos minutos, estaba tranquilamente limpiando mi cuarto mientras
escuchaba música. De pronto, recordé una frase y tranquilamente me
senté en mi cama, miré hacia la ventana, y con afán curioso me pregunté:
¡qué carajos es esta mierda de "un mundo ideal"! Estoy seguro que han
escuchado al menos a una persona decir esto cuando se refieren a cómo
deberían ser ciertos aspectos de la vida en general. Nadie jamás parece
estar a gusto con lo que tiene y, debo agregar, en varias ocasiones
este sentimiento se encuentra completamente justificado, pero eso no
nos da cabida a cometer una y otra vez tal presunción, es decir, querer
idealizar al mundo. Para prueba he aquí un ejemplo: en un mundo ideal
yo sería su Dios porque, claramente, mi intelecto y concepción de una
realidad productiva son superiores a lo que su mente Neandertal pueda
concebir. Los únicos que quizá pudieran tomar mi lugar serían personas
como Jacque Fresco o Stephen Hawking. Eso no sucederá, claro está,
porque el mismo arquitecto del universo me ha dicho que yo soy su
encarnación en esta tierra. ¿No les encantaría vivir en ese mundo? Pues a
mí sí, porque es un mundo ideal y todos deberían postrarse ante mí,
todas las mujeres mis esclavas sexuales y todos los hombres mis lacayos.
Y como decía George Carlin: "tengo tanta autoridad como el Papa, pero
hay menos gente que lo cree".
¿Qué les parece otro ejemplo un tanto menos egocéntrico? Supongamos
que creamos una sociedad que sólo permita vivir a aquellos que
contribuyan directamente, es decir que tengan valor social. Los demás,
considerados parásitos, serían exterminados si no alcanzan los niveles
propuestos por la sociedad. Ni se mencione a los lisiados o aquellos
que tengan deficiencias mentales o motrices. Gracias a esto, los demás,
los sobrevivientes de este régimen, gozan de los frutos de una
civilización productiva porque sólo tenemos gente de provecho y ésta es
considerada superior. ¿Nos gustaría vivir en ese mundo? Francamente,
yo tendría que ser uno de los primeros en jalar el gatillo al
suicidarme y podría ser un sacrificio que valga la pena.
Entonces, ¿qué mundo "ideal" estamos describiendo? ¿El mío, el
nuestro, el de Stalin, el de Eisenhower, el de Lennon? ¿Saben quiénes
también soñaban un mundo ideal? Les daré una breve e incompleta lista:
Napoleón, Magno, Atila, Hitler, Franco o qué tal si investigan un poco
acerca de las Inquisiciones, Cruzadas, Comunismo, Nacionalismo, la
Colonización et alterum. Acaso esto no suena un poco a... no sé,
déjenme pensar en algo arbitrario... algo así como Fascismo. He de
aceptar que quizás esta última aseveración suene un tanto disparatada,
pero si en realidad lo pensamos por un momento, todo lo que han leído
hasta ahora es evidencia clara de cómo empiezan los sistemas opresivos y
cómo siguen resultando tan efectivos a pesar de tantos años de lucha.
Idealizar no permite llevar a cabo un análisis apropiado de nuestra
situación actual ya que nos enfocamos en soñar un mundo cuyos síntomas
han sido modificados pero cuya enfermedad sigue más viva que nunca. El
mundo mexicano, por ejemplo, no será ideal cuando, el mesías del
pueblo, López Obrador, gane o que tengamos una presidente indígena,
lesbiana y atea no hará una sociedad más egalitaria. La cuestión más
bien es: ¿para quién resultaría ideal? Que todos las grandes compañías y
millonarios paguen sus impuestos como deberían sería ideal para las
clases media y baja, pero no creo que Carlos Slim esté muy dispuesto.
Una más: tener un mundo en donde el 1% tenga la riqueza del imperio
estadounidense y el 99% restante pueda apenas subsistir, es el sueño
húmedo de todo burgués pero la pesadilla de todo esclavo monetario -es
decir ustedes y yo-. Sin embargo, en estos dos casos, podemos ver que
no existe un mundo ideal.
Sin embargo, cambiemos un poco la cuestión, ¿qué mundo sería óptimo
para casi, sino todos los seres humanos, así como para los que no sean
humanos? Un mundo donde haya pocos indicios o erradicación completa del
crimen, la pobreza, el hambre, la envidia, la violencia, y toda
manifestación de odio hacia nuestra propia especie, las especies
animales, vegetales o, mejor dicho, todo nuestro entorno. Eso dista de
ser un mundo ideal, sino uno justo, pero más que justo, un mundo
compasivo. Es claro que no vivimos en tal lugar, ni hemos vivido así en
los últimos siglos, y por ello resulta lógico que pocos puedan
siquiera pensar que una vida así pueda llegar a ser posible. No podemos
hacerlo, porque no conocemos nada mejor y nuestra mentalidad está
sujeta a los conceptos de escasez, poder, competividad, dominación,
superioridad, elitismo, etcétera. Todas y cada una de estas conductas
aberrantes son pilares del sistema monetario, el cual ha tomado
proporciones religiosas y por ello mismo resulta incluso una burla
cuestionar su validez.
Una vez más, si lo que digo suena disparatado, y creen que no hay
problema alguno con el mentado sistema, les invito a que hagan un
experimento: traten de viajar sin dinero. Notarán que ustedes son tan
libres como el tamaño de su billetera y sus cuentas bancarias. Qué tal
si analizan los problemas sociales que tenemos hoy en día, por ejemplo,
el hambre. ¿Necesitan en realidad pensar por qué tanta gente muere de
hambre? Sé qué contestarán algunos de ustedes: porque no trabajan,
porque no estudiaron, porque no hacen lo suficiente. También puedo
imaginar quienes dan esta respuesta: clase media, navegando todo el día
por la web, diciéndole al mundo los pormenores de su vida por
Facebook, muy probable es que su tez no esté tan morena como para ser
considerado un "indio patarajada" -aunque el último factor podría ser
irrelevante si el individuo en cuestión viene de una familia bien
acomodada o con la ilusión de serlo-. Una persona que ha vivido en
carne propia los estragos de haber nacido en una familia pobre y, sobre
todo, una familia pobre indígena jamás dirá que no ha intentado lo
suficiente para tener una vida decente. Decir que todos tenemos la
mismas oportunidades de crecer cuando este sistema fomenta el
individualismo en vez de la cooperación es otro indicador que nuestra y
casi todas las sociedadades son simplemente apáticas y mediocres. No
caer en cuenta que la pobreza es una forma de erradicación sistemática y
no hacer nada al respecto es lamentable. ¿Más ejemplos? Explotación
inmesurada de recursos y estos se desglozan en extinción masiva,
cambios climáticos, muertes por enfermedades degenerativas,
desnutrición -éstas últimas dos son consecuencia de comidas y ambientes
cada vez más tóxicos-. Díganme si se les antojan más.
Sigan de igual manera analizando la escasez de recursos -ficticia en
casos como la comida, real en el caso del petróleo pero no en el de
energías alternativas-, las guerras, el crimen, la apatía, la decadente
educación y más. O en casos individuales, ¿les gusta su trabajo? Si
dicen que sí, los felicito porque hacen lo que les gusta. Pero si dicen
que no, ¿entonces por qué siguen trabajando allí? Si la respuesta no
está relacionada con el dinero, entonces, seré el primero en admitir
que quizás el sistema monetario no es el problema. Y no falta evidencia
para comprobar que auténticamente creemos que el ideal último es tener
mucho dinero y posesiones, durante varios siglos así ha sido y durante
esos mismos siglos no ha funcionado más que para algunos. Pero, ¿qué
tal si la misma civilización al idealizarse así misma es en realidad el
problema? ¿Podríamos, pues, estar libres de dinero pero seguir con esa
actitud digna del humano patriarca, aquél que cree que el planeta está
aquí para ser dominado y explotado? ¿Dónde están sus prioridades,
hermanos? ¿Qué es lo que en realidad importa?
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